lunes, 3 de noviembre de 2008

ORACIÓN



No me mueve mi Dios para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido,
para dejar por eso de ofenderte.
Tu me mueves nada más verte,
clavado en una cruz enaltecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Tú me mueves de tal manera
que, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

F.G.C.

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